Calificada entre algunos sectores de la opinión pública como una ocurrencia, lo que propone el ya tres veces candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, no puede ser etiquetada como tal, pues no es otras cosa sino una locura eso de querer perdonar al crimen organizado, de querer pactar con criminales y con los envenenadores de jóvenes, por tanto el que quiere una tregua con los narcos en lugar de aspirar a la presidencia debe irse a la cárcel.
Por lo pronto líderes políticos reprobaron la propuesta. "El planteamiento de López Obrador de perdonar a los narcotraficantes es otra más de sus locuras", afirmó el líder de PAN, Ricardo Anaya, a través de las redes sociales. "Es una idea viejísima que ha fracasado donde se ha intentado. En Colombia, el Gobierno pretendió negociar con Pablo Escobar y los resultados fueron un verdadero desastre", expuso Anaya.
La dirigencia del PRD dijo que el tabasqueño demuestra desconocimiento de la realidad de México y desprecio por sus leyes. El Presidente del PRD-CDMX, Raúl Flores, aseguró que al anunciar por anticipado una amnistía a los diferentes grupos del narcotráfico que operan en nuestro territorio, Andrés Manuel López Obrador muestra su insensibilidad ante los cientos de miles de víctimas del narcotráfico y deja en claro que no tiene proyecto ni estrategia para afrontar el peor mal que padecemos en el país, pues lo único que le interesa es poder recorrer toda la República durante su tercera campaña presidencial sin ningún tipo de riesgo ni amenaza.
Y es que el fin de semana, durante un recorrido por tierras Guerrerenses, en Quechultenango, Andrés Manuel López Obrador dijo que, en caso de ganar la Presidencia, analizará otorgar una amnistía a los líderes del crimen organizado para pacificar el país y aseguró que la guerra contra el crimen organizado es un error, pues pese a la aplicación de sanciones más severas, el uso inadecuado de las fuerzas armadas solamente ha generado muertes, y afirmó que “vamos a hacer todo lo que se pueda para que logremos la paz en el país, para que no haya violencia. Se debe perdonar si está de por medio la paz y la tranquilidad del pueblo”.
Al respecto, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, ha señalado que una amnistía a los narcos es como querer convertir a México en un narcoestado e ir en contra de toda una política internacional de combate a las drogas.
Pero más allá del desencuentro de ideas al calor de los tiempos políticos que vive el país, lo que se ve en el mensaje de López Obrador es un discurso de protección a la delincuencia y en contra de las instituciones. Por ende, el mensaje obradorista nos lleva a reflexionar sobre sus relaciones peligrosas, pues nadie olvida que luego de un enfrentamiento entre grupos de la delincuencia organizada y las fuerzas militares, el de Tabasco se apresuró a defender la causa de los nacotraficantes bajo el argumento de que éstos mataban y secuestraban por falta de oportunidades.
No es todo, pocos han olvidado el apoyo político que AMLO dio al José Luis Abarca, quien llegó a ocupar la presidencia municipal de Iguala, Guerrero, y después fue destituido para que enfrentara acusaciones de lavado de dinero proveniente de actividades ligadas al narcomenudeo, acciones que al parecer dieron origen a las desaparición del grupo de jóvenes de Ayotzinapa.
También vimos el caso Tláhuac, donde el Jefe Delegacional, Roberto Salgado Vázquez, tiene a sus espaldas serios señalamientos que hablan de apoyos al grupo delictivo que encabezaba “El Ojos”, quien fue abatido en un enfrentamiento contra elementos de la Marina, y quien tenía acusaciones de distribuir droga en varias delegaciones del sur de la capital.
En el caso del primero, el peje se deslindó de las correrías de Abarca, pero con Roberto Salgado su partido ha defendido al mandatario local con argumentos de que se trata de un golpe político a la causa del tabasqueño.
No hay duda, AMLO se opone a las instituciones y se rasga las vestiduras para defender a secuestradores, matones y distribuidores de droga, y si lo hace es por algo, tal vez porque entre estos últimos se encuentren sus verdaderos aportadores de dinero en tiempos de campaña, o cómo entender esas relaciones peligrosas y la propuesta de amnistiarlos, pues simple, hay quienes los llaman narcopoliticos o locos.